Sunday, November 02, 2008

CLASICOS DEL SIGLO XX


Nuestra biblioteca ha incorporado a sus fondos la colección “Clásicos del siglo XX”, la cual consta de 70 volúmenes, con las primeras firmas del la literatura contemporánea, entre otros: Neruda, Ortega y Gasset, Cela, Unamuno, etc.

Esta interesante colección se encuentra a disposición del público en general, para su consulta, préstamo o lectura.

Saturday, October 25, 2008

Mira al cielo… está lleno de estrellas.


Mira al cielo… está lleno de estrellas.

Este título tan sugestivo da comiendo al manual de astronomía práctica editado por la Agrupación Astronómica de Madrid.

El manual es fruto de la recopilación ampliada de los temas tratados en el curso de iniciación a la astronomía que esta asociación imparte anualmente.

En nuestra biblioteca tenemos ejemplares para su préstamo o venta de esta interesante obra.

Saturday, October 18, 2008

BIBLIOTECA CASICA


Nuestra biblioteca ha comenzado la colección “BIBLIOTECA CASICA” la cual se inicia con LA ODISEA y LA ILIADA DE “Homero” sigue con TEOGONIA de “Hesiodo” y cointinúa con textos de “Platón”, “Aristóteles”, etc.

la Biblioteca Clásica, reproduce en lengua castellana todo el legado literario - en la más amplia acepción del término - del mundo grecorromano. En ella se encuentran los grandes autores clásicos, autores menores, obras fragmentarias, e incluso textos raros, algunos extraídos de fuentes marginales como inscripciones y papiros.
Ninguna otra colección en nuestra lengua puede equipararse a ésta por el número de textos ya traducidos, muchos de ellos vertidos al español por vez primera.

Esta colección se encuentra a disposición del público en general y particularmente en los interesados en el mundo grecolatino.

Wednesday, October 01, 2008

LIBRO DE LA SEMANA: "150 preguntas sobre el nuevo desorden"




150 preguntas sobre el nuevo desorden, versión ampliada y actualizada del libro aparecido en 2002, disecciona el fenómeno de la globalización capitalista, al tiempo que explica las claves fundamentales de la política internacional contemporánea. Al respecto se estudian la pervivencia de la relación Norte-Sur, la crisis de los Estados de bienestar, las agresiones medioambientales en curso, los problemas de la ONU, el papel hegemónico de Estados Unidos, la nueva OTAN, el intervencionismo humanitario, lo que ha dado en llamarse terrorismo internacional o la naturaleza de los nuevos conflictos. El libro, escrito con clara vocación pedagógica, es un útil texto de consulta para los movimientos de resistencia frente a la globalización.

Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, es autor de una veintena de libros que se ocupan de la política internacional del momento

Saturday, September 27, 2008

León Tolstoi


“Hay mucha mugre acumulada en mi alma”
Lev Tolstói (Yásnaia Poliana, 1828-Astapovo, 1910) mantuvo a lo largo de su vida una amplísima correspondencia con zares, escritores y artistas, amigos, familiares y amantes, de la que se conservan más de 10.000 cartas. Este testimonio asombroso, que conforma una suerte de autobiografía sin censuras ni pudores, ha permanecido inédito en España hasta hoy, y ve ahora la luz gracias al empeño de la editorial Acantilado. La editora y traductora Selma Ancira ha trabajado directamente con los manuscritos originales, celosamente custodiados en una habitación de acero en el Museo Tolstói, y ha logrado además sortear la censura rusa, implacable con el autor de Guerra y paz. El Cultural ofrece hoy algunos de los fragmentos más significativos del volumen, así como una carta al zar Alejandro II en la que denuncia el abuso que su familia y él mismo habían sufrido a manos de la policía zarista.
Todo Tolstói (el hombre, el escritor, el amigo, el utópico) se desnuda en estas cartas, frecuentadas por gentes como Rilke, Bernard Shaw, Gorki o incluso Gandhi, si bien, en lo que a los escritores se refiere, las de más interés tal vez sean las intercambiadas con Ivan Turguéniev, prueba de su tormentosa amistad. De hecho, en 1861 Tolstói lo retó a duelo, y dejaron de hablarse diecisiete años. Antes, sin embargo, en una carta escrita en Ginebra entre el 28 de marzo y el 9 de abril de 1857, le da cuenta de su estado de ánimo tras abandonar París: “Acabo de pasar un mes y medio en Sodoma y hay mucha mugre acumulada en mi alma: dos rameras, la guillotina, el ocio, la vulgaridad; usted es un inmoral, aunque lleve una vida más moral que la mía, pero en el transcurso de seis meses también usted debe de haber acumulado muchas, muchas cosas que no compaginan con su alma”. Es el primer paso para plantear lo que realmente le preocupa: si Turguéniev cree posibles sus amores con la princesa Lvova: “¿cree usted que una joven como ella se enamoraría de mí? Quiero decir, que no encuentre repugnante o ridículo que yo quiera casarme con ella. Estoy tan seguro de la imposibilidad de esta extravagancia que hasta escribirlo me parece absurdo. Pero si creyera en esta posibilidad, le demostraría que también yo puedo amar. Sonríe usted con ironía, desesperanza y tristeza”.

Es el mismo Tolstói que el 22 de agosto de 1862 envía una carta incendiada al mismísimo zar de todas las Rusias denunciando los abusos que su familia, unos invitados y él mismo habían sufrido a lo largo de dos días por parte de la policía zarista y grita: “no puedo ser ni un conspirador, ni un asesino”. Con la misma sinceridad se confiesa a corazón abierto con Alexandra Tolstaia, a finales de enero de 1873, sobre su novela más famosa: “No piense que no fui sincero cuando le dije que en este momento Guerra y paz me resulta repugnante. Hace unos días tuve que echarle una mirada para decidir si debo hacer o no correcciones para la nueva edición, y soy incapaz de transmitirle el arrepentimiento y la vergüenza que sentí al revisar muchos de los pasajes. Era un sentimiento semejante al que experimenta una persona cuando ve las huellas de una orgía en la que participó. Lo único que me consuela es que me entregué a esa orgía con toda el alma y en ese momento pensaba que era lo único que existía”.

Pero si era implacable con su obra, su diagnóstico sobre el mundo tampoco admitía componendas, aunque estaba iluminado por la esperanza. Así, el 4 de mayo de 1886 escribe a su esposa, Sofia Andréyenva Tolstaia: “El mal no proviene de que los ricos le hayan quitado a los pobres. Ésta es una parte insignificante de la causa. La causa es que toda la gente, los ricos, los no tan ricos y los pobres, viven de manera animal: cada cual para sí mismo, cada uno pisoteando a los demás. De ahí la desgracia y la pobreza. [...] Yo sé, y tú sabes, cualquiera lo sabe, que la maldad humana será abolida por los hombres, que ésa es la única tarea de la gente, el sentido de la vida”

El tiempo, en cambio, fue acrecentando el desengaño, y sus problemas familiares le empujaron a huir. Por eso, en su última carta, del 28 de octubre de 1910, anuncia a su esposa: “Mi partida te afligirá. Lo lamento, pero créeme que no podía hacer otra cosa. Mi situación en casa se vuelve, se ha vuelto insoportable. Además de todo lo demás, no puedo seguir viviendo en estas condiciones de lujo en las que he vivido hasta ahora, y hago lo que suelen hacer los ancianos de mi edad: se retiran de la vida mundana para vivir en paz y en soledad los últimos días de su vida”. Menos de un mes después, el 20 de noviembre, Tolstói murió acostado en un camastro a la luz de la luna llena, en la estación ferroviaria de Astapovo.

Carta inédita de Lev Tolstói al Al Zar Alejandro II
“No merezco la ofensa de que he sido objeto”

Al Zar Alejandro II
Su Excelencia: Moscú, a 22 de agosto de 1862

El 6 de julio un oficial de gendarmería se presentó en mi casa durante mi ausencia, acompañado de autoridades del zemstvo . En casa estaban mis huéspedes –algunos estudiantes, maestros rurales del distrito del que soy árbitro de paz, que estaban de vacaciones–, mi tía y mi hermana. El oficial de gendarmería anunció a los maestros que estaban arrestados, exigió que le entregaran sus objetos personales y sus documentos. El registro se prolongó dos días; registraron la escuela, los sótanos y los almacenes. No encontraron nada sospechoso, según declaró el oficial de gendarmería. Además del ultraje infligido a mis huéspedes, les pareció necesario humillarnos de la misma manera a mi tía, a mi hermana y a mí. El oficial de gendarmería entró a registrar mi lugar de trabajo que en ese momento era el dormitorio de mi hermana. Cuando se le preguntó qué lo autorizaba a comportarse de esa manera, el oficial de gendarmería respondió que actuaba por orden de la autoridad máxima.

La presencia de funcionarios de la policía y de otros gendarmes confirmaba sus palabras. Dichos funcionarios entraron en la alcoba de mi hermana y leyeron absolutamente toda mi correspondencia y todos mis diarios, y al irse anunciaron a mis huéspedes y a mi familia que quedaban en libertad y que no habían encontrado nada sospechoso. Por lo tanto también eran nuestros jueces y de ellos dependía que hubiéramos sido declarados sospechosos y privados de libertad. El oficial de gendarmería añadió, sin embargo, que su partida no significaba que pudiéramos quedarnos tranquilos: cualquier día podríamos volver, declaró.

Considero indigno persuadir a Su Majestad de que no merezco la ofensa de la que he sido objeto. Todo mi pasado, mis relaciones, mis actividades en el servicio militar y en la educación pública, que todo el mundo conoce, y, finalmente, mi revista en la que se expresan mis más íntimas convicciones podrían, sin necesidad de emplear métodos que arruinen la felicidad y la tranquilidad de las personas, demostrar a quien se interese por mí que no puedo ser ni un conspirador, ni un creador de proclamaciones, ni un asesino, ni un incendiario. Además del ultraje y de que se haya pensado que podía yo ser un criminal, además de la humillación pública y del sentimiento de amenaza constante bajo el que estoy obligado a vivir y a actuar, esta visita ha acabado con mi reputación entre la gente, reputación que era para mí importante, que me había costado años adquirir y que resultaba indispensable para la actividad que había elegido: la creación de escuelas para el pueblo.

Con un sentimiento propio de todo ser humano, busco al culpable de cuanto me ha pasado. A mí mismo, no puedo culparme: más que nunca me siento en lo justo; no conozco a ningún delator; tampoco puedo culpar a los funcionarios que me juzgaron y me humillaron: más de una vez repitieron que no actuaban por voluntad propia sino bajo la orden de la autoridad máxima.

Para poder ser siempre igualmente justo con mi Gobierno y con la persona de Su Majestad, no puedo y no quiero creerlo. Pienso que no puede ser que Su Majestad pida que personas inocentes sean castigados y que los justos vivan permanentemente con el terror de la ofensa y el castigo.

Para enterarme de a quién debo reprochar lo que me ha sucedido, decidí dirigirme directamente a Su Majestad.. Solicito únicamente que el nombre de Su Majestad se vea libre de cualquier reproche o injusticia, y que los culpables del mal uso de su nombre sean, si no castigados, por lo menos desenmascarados.

Quedo de Su Majestad su súbdito fiel,

Conde Lev Tolstói

(Esta carta fue entregada al zar junto con el informe de Dolgorúkov. En él decían que el registro en casa de Tolstói se debió a que allí vivían estudiantes sin «permiso de residencia».)


Nuria AZANCOT.
En nuestra biblioteca, se encuentra a disposición de los interesados, para su lectura o consulta, obra de este Autor.

Saturday, June 21, 2008

LIBRO DE LA SEMANA: "Islam, arte y arquitectura"


Bajo EL techo del Islam se reúnen las más diferentes formas artísticas y culturales que a pesar de su diversidad han conservado su unidad en la religión común.
El libro sigue el desarrollo histórico de las dinastías y regiones islámicas y muestra la variedad de sus formas de expresión artísticas desde los inicios hasta nuestros días. Desde los omeya en Siria hasta los mongoles en India, del Imperio Otomano hasta las expresiones artísticas contemporáneas se ha visible la rica fuerza creadora del arte y la arquitectura islámicas.
El presente libro, entre otros, se encuentra en nuestra biblioteca a disposición de los interesados.

Tuesday, May 20, 2008

LIBRO DE LA SEMANA: "La Dama del Nilo"


Mil seiscientos años antes que Cleopatra, reinó en Egipto Hatshepsut, una mujer extraordinaria no sólo por su inteligencia y su belleza sino también por ser la primera mujer en la historia que gobernó con plenos derechos en un mundo dominado por los hombres. Contrariamente a la tradición secular, el faraón reinante hace treinta y cinco siglos dictaminó que su hija Hatshepsut fuera consagrada primera mujer faraón de la historia de Egipto. Hábil en la administración, audaz en la guerra y, sobre todo, entregada a su tierra y a su pueblo, la dama del Nilo supo defenderse de los celos y la insidia de sus enemigos y mantener el poder del imperio en el apogeo de su gloria.

El presente ejemplar firmado por Pauline Gedge, se encuentra en nuestra biblioteca, a disposición de los interesados.